13 feb 2014

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM capitulo I

PUEDES LEERLA ENTERA, EN ESTE BLOG EN LA SECCIÓN DE PAGE-MENU



1. La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años.

PAPA FRANCISCO MISAS MATUTINAS EN LA CAPILLA "Cuando Dios llora"


Todo buen padre «necesita del hijo: le espera, le busca, le ama, le perdona, le quiere cerca de sí, tan cerca como la gallina quiere a sus polluelos». Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa del martes 4 de febrero.
Al comentar las lecturas de la liturgia el Pontífice afrontó el tema de la paternidad, relacionándolo a las dos figuras principales descritas en el Evangelio de san Marcos (5, 21-43) y en el segundo libro de Samuel (18, 9-10.14.24-25.30; 19, 1-4): o sea Jairo, uno de los jefes de la sinagoga en tiempos de Jesús, «que fue a pedir la salud para su hija», y David, «que sufría por la guerra que estaba haciendo su hijo». Dos hechos que, según el obispo de Roma, muestran cómo todo padre tiene «una unción que viene del hijo: no se puede comprender a sí mismo sin el hijo».

21 ene 2014

Sábado 25 de Enero evangelización por las calles de Vitoria


Misión Id
CALENDARIO


Sábado 25 de Enero evangelización por las calles de Vitoria 17:30 en la Parroquia de los Desamparados y Adoración a las 19:00

13 ene 2014

La Iglesia crea una nueva Cáritas en España: la Cáritas castrense, con una sede central en Madrid

La Iglesia crea una nueva Cáritas en España: la Cáritas castrense, con una sede central en MadridCanalizar y coordinar la solidaridad dentro de las Fuerzas Armadas. Esa será la finalidad de la nueva Cáritas Castrense en España, cuya sede acaba de inaugurar el arzobispo castrense, Juan Del Río.

Se trata de una iniciativa personal de monseñor Juan Del Río que por fin se ha podido hacer realidad. Aunque funcionaba de manera informal desde octubre de 2012, a partir de ahora Cáritas contará con su propia sede en el número 11 de la calle San Nicolás de Madrid. 

Primeros pasos del nuevo Ministerio regional de alabanza de la zona Vasco-castellana

El pasado sábado día 11 de enero se celebró en Burgos el 1º encuentro de responsables de los distintos Ministerios de Música y Alabanza, de la zona Vasco- Castellana, acompañados del equipo de coordinadoras de esta zona,  con el fin de empezar a dar los primeros pasos para la formación de este nuevo Ministerio. Os pedimos hermanos oración para que Dios lo modele según su voluntad y para gloria suya. Que dios os bendiga

GLORIA A DIOS

Martín Valverde y Marcos Witt, iconos de la música religiosa, detallan cómo funciona la industria de la alabanza


Unos le cantan al amor, otros al dolor y algunos más a la libertad, sin embargo, ellos han optado por dar no sólo su voz sino sus letras y pasión a Dios. Martín Valverde y Marcos Witt son dos referentes obligados al hablar de música religiosa; el primero por el lado católico, el segundo por el cristiano; ambos con la certeza de que, sea cual sea el nombre que le den, el Dios al que le cantan es el mismo.

El Papa elige cardenal al aragonés Fernando Sebastián Aguilar

El Papa Francisco ha anunciado este domingo que en el Consistorio previsto para el próximo 22 de febrero serán creados 19 nuevos Cardenales, entre ellos, el aragonés Fernando Sebastián Aguilar, arzobispo emérito de Pamplona y Tudela. Sebastián Aguilar ha sido vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (1993-1999 y 2002-2005) y Secretario General (1982-1988).

22 dic 2013

JORNADA DE CONFRATERNIZACIÓN NAVIDEÑA DEL GRUPO MISIÓN ID


Estas fotos corresponden al acto de confraternización navidad del grupo Misión id celebrado en casa de Patxi y Mati el día 21/12/2013, para cerrar, junto con el grupo de oración del día 22 (domingo) este curso. Se hizo una pequeña oración de alabanza y de gracias a nuestro Dios por este año, y compartimos distintos alimentos que cada uno aportamos a esta fiesta. Lo pasamos muy bien y finalmente sorteamos un belén de alabastro pintado a mano. La agraciada con este premio fue Maite

FELIZ NAVIDAD Y QUE EL SEÑOR OS BENDIGA A TODOS 

17 dic 2013

FELICIDADES SANTO PADRE

Francisco desayuna con mendigos en su cumpleaños

El Papa celebra su 77 aniversario sin celebraciones especiales y con su "nueva" familia, el personal de la residencia Santa Marta, donde vive en RomaFrancisco desayuna con mendigos en su cumpleaños


15 dic 2013

Sorteo de un Misterio de alabastro policromado el día 21/12/2013

El próximo dia 21/12/2013  se relizará un sorteo de un misterio de Belén artesano, pintado a mano sobre alabastro. Las papeletas se pueden adquirir en el grupo de oración a través de los hermanos que se ofrezcan a venderlas. El precio de cada papeleta  es de  3 €. El dinero recaudado será destinado  a un fondo del grupo y empleado en la realización de algún retiro, o material para  evangelización.  Somos un grupo con muy pocos recursos económicos.
Si deseáis participar hermanos de otros  lugares que no son Vitoria, lo podéís hacer mandándonos un mensaje al correo misionidvitoria@gmail.com, y os mandaremos por e-mal o por correo ordinario las papeletas que deseéis.


Agradeceríamos mucho vuestra colaboración. Que Dios os bendiga a todos.

9 dic 2013

Mirar al que sufre con los ojos de Jesús

Hace unas semanas estas imágenes dieron la vuelta al mundo. Se trata del emotivo abrazo que el Papa dio a Vinicio Isola, un italiano de Vicenza que sufre la enfermedad de Recklinghausen desde los 15 años. Se trata de un tipo de neurofibromatosis que produce el crecimiento de tumores y quistes por todo el cuerpo hasta provocar que la persona quede casi irreconocible.
“Me dijeron que a los 30 años ya estaría muerto. Pero todavía estoy aquí”, dice Vinicio. Para él, el encuentro con Francisco estuvo lleno de emoción y consuelo y ha declarado: “El Papa no me ha tenido miedo y me ha abrazado. Mientras me acariciaba, no sentí más que amor”.

En una homilía dada en Buenos Aires en 2009, el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio decía:“Cuando nos animamos a mirar bien a fondo el rostro de los que sufren se produce un milagro: aparece el Rostro de Jesús”.

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM DEL SANTO PADRE FRANCISCO

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM DEL SANTO PADRE FRANCISCO  A LOS OBISPOS A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A LOS FIELES LAICOS SOBRE EL ANUNCIO DEL EVANGELIO EN EL MUNDO ACTUAL








28 nov 2013



UNA PREGUNTA PARA TODOS LOS CATÓLICOS...

8 oct 2013

Líderes católicos y judíos se reunirán en madrid


El Comité Internacional de Enlace entre Católicos y Judíos (ILC), órgano oficial de contacto entre la Iglesia católica y la comunidad judía, mantendrá su XXII reunión del 13 al 17 de octubre en Madrid. Representantes de ambas religiones abordarán el tema ‘Desafíos para la fe en las sociedades contemporáneas’, en un encuentro a cuya inauguración también asistirán representantes del mundo político, cultural y civil español. 
El objetivo del ILC es fomentar el trabajo conjunto en los ámbitos de la acción social y el antisemitismo, tratando temas como la familia, la educación, los derechos humanos, la ecología, la justicia y la caridad, la libertad religiosa.
En representación de los católicos participarán, entre otros, los cardenales Kurt Koch, Antonio María Rouco Varela, Lluís Martínez Sistach; los obispos Brian Farrell, Giacinto Marcuzzo, Braulio Rodríguez, Javier Martínez, William Murphy y el Custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa. Por parte judía han confirmado asistencia, entre otros, Betty Ehrenberg, Isaac Querub; los rabinos Martin Budd, David Sandmel, David Rosen y David Berger.
Se da la circunstancia de que el mismo día de la inauguración de este encuentro interreligioso, la Iglesia española celebrará en Tarragona la beatificación de 522 mártires del siglo XX, acto que coincide con el Año de la Fe para los católicos, según decretó Benedicto XVI.
(SERVIMEDIA)

7 oct 2013

GRUPO DE ORACIÓN "MISIÓN ID " Seminario de vida en el Espíritu" Fotos del encuentro



















































Qué pasa cuando lees la Biblia (Religión en Libertad > Evangelización)




La experiencia de diversos jóvenes católicos al leer frecuentemente las Sagradas Escrituras es un buen acicate para incorporar a nuestra vida espiritual el trato habitual con la Palabra escrita de Dios, y sobre todo con los Evangelios. 



http://videos.religionenlibertad.com/video/sriXboGfoN/Que-pasa-cuando-lees-la-Biblia

La historia de la viuda española que sirvió a sus hermanas religiosas hasta sufrir el martirio

La historia de la viuda española que sirvió a sus hermanas religiosas hasta sufrir el martirioEl próximo 13 de octubre, en una ceremonia presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y representante del Papa Francisco para esta ocasión, serán beatificados en Tarragona 522 mártires de la guerra civil española, entre los cuales figuran muchos religiosos pero también varios laicos, personas comunes que dieron su vida por no renegar de la propia fe. Se trata, para la Conferencia Episcopal Española, de uno de los acontecimientos principales del Año de la Fe.
 
Monseñor Vicente Cárcel Ortí, historiador y autor de varios libros sobre católicos españoles perseguidos por los republicanos en los años Treinta, explicó en una entrevista a tempi.it la importancia de este acontecimiento para la Iglesia.
 
Era el 19 de julio de 1936 cuando, a las 9 de la mañana, una mujer llegó corriendo al convento para avisar a las religiosas de que escaparan lo antes posible. Los responsables de la persecución anticatólica habían empezado a quemar iglesias en Barcelona, y pronto habrían hecho lo mismo con la de ellas.

La madre superiora, que hasta ese momento y a pesar de la violencia no había querido abandonar el convento, dijo a las hermanas que se quitaran el hábito y se vistieran con indumentaria civil; después, las escondió en una torre cercana que pertenecía al propietario de ese terreno. Desde allí se trasladarían una a una para buscar lugares mejores donde refugiarse.
 
El terror en el refugio
Algunas monjas se escondieron con la futura beata Lucrecia García Solanas, una viuda sin hijos, que estaba allí para ayudar a su hermana, la madre superiora, y las otras monjas.Lucrecia vivía con ellas desde hacía más de diez años, en una casa fuera del convento, haciendo de mediadora entre el monasterio y el mundo exterior.

Las religiosas se escondieron en un sótano, donde el propietario del mismo guardaba sus herramientas de trabajo. Desde allí las mujeres podían oír el ruido de los milicianos del Frente Popular que, con la ayuda de perros, buscaban a sus víctimas.
 
El 21 de julio un grupo armado entró en el monasterio, forzando la puerta con dinamita. Los “rojos” entraron en la iglesia adyacente, la profanaron y después la quemaron. Tras haber revisado el monasterio para saquearlo, los republicanos profanaron los cuerpos de dos hermanas enterradas algunos meses antes, dejándolos expuestos a la mofa pública.
 
Traicionadas y encontradas
El 22 de julio, el grupo de religiosas refugiadas aumentó porque algunas de ellas volvieron al no poder permanecer más en sus casas, pero al día siguiente el portero del convento, que conocía su escondite, las traicionó. Los anticatólicos las encontraron en la torre rezando el rosario. Preguntaron quién era la madre superiora para interrogarla sobre las riquezas que esperaban encontrar en el monasterio.

La madre abadesa ofreció su propia vida a cambio de la de sus hermanas. Dijo a los milicianos que Lucrecia era una laica, pero estos no la escucharon y quisieron saber dónde estaban las otras monjas. Las hallaron en el sótano, rezando de rodillas. Todas fueron arrestadas, y empezó para ellas su calvario.
 
Las torturas a las religiosas
Los republicanos insultaron a las religiosas, les apretaron sus rosarios alrededor del cuello y burlándose de ellas las pusieron en fila para arrastrarlas por la calle. Sólo se salvó una de ellas, hermana de un famoso anarquista. El final de las otras lo describió Amparo Bosch Vilanova, testigo ocular, que contó: “Las han puesto en fila como si fueran a recibir la Hostia, las han empujado a la calle donde había un camión, donde las han echado como sacos de patatas, con una violencia tal que seguramente les han roto algún hueso”.
 
El camión se dirigió a San Andrés, donde las mujeres, después de haber sido sometidas a prolongadas torturas, fueron asesinadas. Algunos testigos dijeron que hacia las siete de la tarde de ese día se oyeron varios disparos. Los cuerpos de las monjas fueron hallados amontonados. En total eran diez, nueve religiosas y una laica. Tenían heridas de arma blanca en el pecho y las partes íntimas, con los vestidos arrancados y agujereados por armas de fuego.
 
Mientras eran torturadas por los “rojos”, todas las monjas, y con ellas Lucrecia, temieron más a la violación que a la muerte, y en sus cuerpos se hallaron signos de una lucha terrible.

Una mujer refirió que los mismos republicanos se quedaron turbados de la valentía de esas mujeres; incluso comentaron en el bar, después de martirizarlas: «¡Qué monjas más valientes han muerto hoy!». Según otros testigos, las diez mártires habían entregado su vida rezando de rodillas y pidiendo perdón para sus verdugos.
 

6 oct 2013

CONFERENCIA DE JOSEPH RATZINGER LAS CATORCE ENCÍCLICAS DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Sería absurdo pensar que se puede hablar en media hora de las catorce encíclicas de nuestro Santo Padre. Sería preciso examinar cada una detalladamente, para poder comprender la estructura del conjunto y para captar sus temas centrales y la línea de su enseñanza. En media hora sólo se puede brindar una panorámica aproximada y superficial. La elección de los puntos que subrayamos es necesariamente unilateral y podría hacerse también de modo diverso. Además, una valoración conjunta debería incluir también los demás textos magisteriales del Papa, que a menudo son de gran trascendencia y pertenecen sin duda al conjunto de las afirmaciones doctrinales del Santo Padre. 

Dicho esto, las encíclicas se deben dividir por grupos de temas afines. Conviene recordar ante todo el tríptico trinitario de los años 1979-1986, que abarca las encíclicas Redemptor hominisDives in misericordia Dominum et vivificantemA la década 1981-1991 pertenecen las tres encíclicas sociales:  Laborem exercensSollicitudo rei socialis Centesimus annus. Luego están las encíclicas que tratan temas de eclesiología:  Slavorum apostoli (1985), Redemptoris missio(1990) y Ut unum sint (1995). En el ámbito eclesiológico se puede situar también la última encíclica, hasta ahora, del Papa:  Ecclesia de Eucharistia (2003), así como en cierto sentido, la encíclica mariana Redemptoris Mater (1987).

Ya en su primera encíclica el Papa había unido íntimamente los temas de la madre Iglesia y de la Madre de la Iglesia, ensanchándolos al ámbito histórico-teológico y pneumatológico:  "Suplico sobre todo a María, la celestial Madre de la Iglesia, que se digne, en esta oración del nuevo Adviento de la humanidad, perseverar con nosotros que formamos la Iglesia, es decir, el Cuerpo místico de su Hijo unigénito. Espero que, gracias a esta oración, podamos recibir al Espíritu Santo que desciende sobre nosotros (cf. Hch 1, 8) y convertirnos de este modo en testigos de Cristo "hasta los últimos confines de la tierra"" (Redemptor hominis22). En la mariología, para el Papa, se encuentran todos los grandes temas de la fe:  no hay encíclica que no concluya con una referencia a la Madre del Señor.

Y, por último, tenemos tres grandes textos doctrinales, que pueden situarse en el ámbito antropológico:  Veritatis splendor (1993), Evangelium vitae (1995) y Fides et ratio (1998).
La primera encíclica, Redemptor hominis, es la más personal, el punto de partida de todas las demás. Sería fácil demostrar que todos los temas sucesivos ya se hallaban anticipados en ella:  el tema de la verdad y el vínculo entre verdad y libertad se afronta según toda la importancia que tiene en un mundo que quiere libertad pero considera la verdad una pretensión y lo contrario de la libertad. El celo ecuménico del Papa se aprecia ya en este primer gran texto magisterial. Los principales rasgos de la encíclica eucarística -Eucaristía y sacrificio, sacrificio y redención, Eucaristía y penitencia- ya se hallan presentes en sus grandes líneas. El imperativo "no matarás", que es el gran tema de la Evangelium vitae, es anunciado con gran fuerza al mundo. Como hemos visto, la orientación del cristianismo hacia el futuro, típica del Papa, está relacionada con el tema mariano. Para el Papa, el vínculo entre la Iglesia y Cristo no es un vínculo con el pasado, una orientación hacia atrás, sino más bien el vínculo de quien es y da futuro, y que invita a la Iglesia a abrirse a un nuevo período de la fe. Su compromiso personal, su esperanza, pero también su profundo deseo de que el Señor nos conceda un nuevo presente de fe y de plenitud de vida, un nuevo Pentecostés, resulta evidente cuando, casi como una explosión, prorrumpe en una invocación:  "La Iglesia de nuestro tiempo parece  repetir  cada  vez con mayor fervor y con santa insistencia:  ¡Ven, Espíritu Santo! ¡Ven! ¡Ven!" (Redemptor hominis18).

Todos estos temas que, como ya hemos dicho, anticipan toda la obra magisterial del Papa, están conectados por una visión cuya dirección fundamental debemos tratar de describir. Con ocasión de los ejercicios que, como cardenal arzobispo de Cracovia, predicó en 1976 a Pablo VI y a la Curia romana, explicaba que los intelectuales católicos polacos, en los primeros años de la posguerra, al inicio habían tratado de confutar, contra el materialismo marxista convertido ya en doctrina oficial, el valor absoluto de la materia. Pero pronto se desplazó el centro del debate:  ya no versaba sobre las bases filosóficas de las ciencias naturales (aunque este tema mantiene siempre su importancia), sino sobre la antropología. El núcleo de la discusión pasó a ser:  ¿qué es el hombre? La cuestión antropológica no es una teoría filosófica sobre el hombre; tiene un carácter existencial. Bajo esa cuestión subyace la cuestión de la redención. ¿Cómo puede vivir el hombre? ¿Quién tiene la respuesta a la cuestión sobre el hombre?, una cuestión muy concreta. ¿Quién puede enseñarnos a vivir:  el materialismo, el marxismo o el cristianismo?

Así pues, la cuestión antropológica es una cuestión científica y racional, pero, al mismo tiempo, es también una cuestión pastoral:  ¿cómo podemos mostrar a los hombres el camino que lleva a la vida y ayudarles a comprender también a los no creyentes que sus interrogantes son también los nuestros y que, frente al dilema del hombre de hoy y de entonces, Pedro tenía razón cuando dijo al Señor:  "Señor, ¿a quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6, 68). Filosofía, pastoral y fe de la Iglesia se funden en esta tensión antropológica.

En su primera encíclica, Redemptor hominisJuan Pablo II resumió, por decirlo así, los frutos del camino recorrido hasta entonces en su calidad de pastor de la Iglesia y como pensador de nuestro tiempo. Esa primera encíclica gira en torno a la cuestión del hombre. La expresión:  "el  hombre es el camino primero y fundamental de la Iglesia" (ib., 14) se ha convertido casi en un lema. Pero, al citarla, a menudo nos olvidamos de que poco antes el Papa había dicho:  "Jesucristo es el camino principal de la Iglesia. Él mismo es nuestro camino "hacia la casa del Padre" (cf. Jn 14, 1 ss) y es también el camino hacia cada hombre" (ib., 13). Por consiguiente, también la fórmula del hombre como primer camino de la Iglesia prosigue así:  "camino trazado por Cristo mismo, camino que inmutablemente conduce a través del misterio de la Encarnación y de la Redención" (ib., 14).

Para el Papa, antropología y cristología son inseparables. Precisamente Cristo nos ha revelado qué es el hombre y a dónde debe ir para encontrar la vida. Este Cristo no es sólo un modelo de existencia humana, un ejemplo de cómo se debe vivir, sino que "está unido, en cierto modo, a todo hombre" (ib.). Cristo nos toca en nuestro interior, en la raíz de nuestra existencia, transformándose así, desde el interior, en el camino para el hombre. Rompe el aislamiento del yo; es garantía de la dignidad  indestructible de cada persona y, al mismo  tiempo, es quien supera el individualismo en una comunicación a la que aspira toda la naturaleza del hombre.

Para el Papa, el antropocentrismo es al mismo tiempo cristocentrismo, y viceversa. Contra la opinión según la cual sólo a través de las formas primitivas del ser humano (partiendo de abajo, por decirlo así) se puede explicar qué es el hombre, el Papa sostiene que solamente partiendo del hombre perfecto se puede comprender lo que es el hombre, y que desde este punto de vista se puede vislumbrar el camino del ser humano. A este respecto, habría podido referirse a Teilhard de Chardin, que decía:  "La solución científica del problema humano no deriva exclusivamente del estudio de los fósiles, sino de una atenta observación de las características y de las posibilidades del hombre de hoy, que determinarán al hombre de mañana".

Naturalmente, Juan Pablo II va mucho más allá de ese diagnóstico:  en definitiva, sólo podemos comprender qué es el hombre mirando a Aquel que realiza plenamente la naturaleza del hombre, que es imagen de Dios, el Hijo de Dios, Dios de Dios y Luz de Luz. Así corresponde perfectamente a la orientación intrínseca de la primera encíclica, la cual, en la prosecución del Magisterio papal, se desarrolló formando, juntamente con otras dos encíclicas, el tríptico trinitario. La cuestión del hombre no se puede separar de la cuestión de Dios. La tesis de Guardini, según el cual sólo conoce al hombre quien conoce a Dios, encuentra una clara confirmación en esta fusión de la antropología con la cuestión de Dios.

Echemos ahora una mirada a las otras dos tablas del tríptico trinitario. El tema de Dios Padre aparece velado, por decirlo así, en primer lugar, bajo el título Dives in misericordia. Se puede creer que la idea de tratar esta temática le vino al Papa de la devoción de la religiosa de Cracovia Faustina Kowalska, a la que posteriormente elevó al honor de los altares. Poner en el centro de la fe y de la vida cristiana la misericordia de Dios fue el gran deseo de esta santa mujer. Con la fuerza de su vida espiritual, ella puso de relieve la novedad del cristianismo, precisamente en nuestro tiempo, marcado por la irreligiosidad de sus ideologías. Basta recordar que Séneca, un pensador del mundo romano en muchos aspectos bastante cercano al cristianismo, dijo una vez:  "La compasión es una debilidad, una enfermedad". Mil años después, san Bernardo de Claraval, con el espíritu de los santos Padres, encontró la admirable fórmula:  "Dios no puede padecer, pero puede compadecer".

Considero muy acertado que el Papa haya centrado su encíclica sobre Dios Padre  en  el tema de la misericordia divina. El primer subtítulo de la encíclica es:  "Quien me ve a mí, ve al Padre" (Jn 14, 9). Ver a Cristo significa ver al Dios misericordioso. Conviene subrayar que en esta encíclica la digresión sobre la terminología bíblica de la misericordia divina en el Antiguo Testamento ocupa nada menos que tres páginas. En ella se explica también la palabra rahamim, que proviene de la palabra rehem (vientre materno), y confiere a la misericordia de Dios los rasgos del amor materno.
El otro punto central de la encíclica es su profunda interpretación de la parábola del hijo pródigo, en la que la imagen del Padre resplandece en toda su grandeza y belleza.

Quiero dedicar también unas pocas palabras a la encíclica sobre el Espíritu Santo, en la cual se trata el tema de la verdad y de la conciencia. Según el Papa, el auténtico don del Espíritu Santo es "el don de la verdad de la conciencia y el don de la certeza de la redención" (Dominum et vivificantem31). Así pues, en la raíz del pecado está la mentira, el rechazo de la verdad. "La "desobediencia", como dimensión originaria del pecado, significa rechazo de esta fuente por la pretensión del hombre de llegar a ser fuente autónoma y exclusiva en decidir sobre el bien y el mal" (ib., 36). La perspectiva fundamental de la encíclica Veritatis splendor ya aparece aquí muy claramente. Es evidente que el Papa, precisamente en la encíclica sobre el Espíritu Santo, no se detiene en el diagnóstico de nuestra situación de peligro, sino que hace ese diagnóstico para preparar el camino a la curación. En la conversión, el afán de la conciencia se transforma en amor que sana, que sabe sufrir:  "El dispensador oculto de esa fuerza salvadora es el Espíritu Santo" (ib.,5).

He comentado ampliamente -tal vez demasiado ampliamente- el tríptico trinitario, porque contiene todo el programa de las encíclicas sucesivas y lo relaciona con la fe en Dios. Ahora no tendré más remedio que limitarme a algunos rasgos esquemáticos de las demás encíclicas.

Las tres grandes encíclicas sociales aplican la antropología del Papa a la problemática social de nuestro tiempo. Juan Pablo II subraya la primacía del hombre sobre los medios de producción, la primacía del trabajo sobre el capital y la primacía de la ética sobre la técnica. En el centro está la dignidad del hombre, que es siempre un fin y jamás un medio. A partir de aquí se esclarecen las grandes cuestiones actuales de la problemática social en contraposición crítica tanto con el marxismo como con el liberalismo.

Las encíclicas eclesiológicas merecerían una reflexión profunda, que no puedo hacer aquí. Ecclesia de Eucharistia considera a la Iglesia desde el interior y desde lo alto, y así capta su capacidad de crear comunión; Redemptoris Mater trata de la prefiguración de la Iglesia en María y del misterio de su maternidad; las otras tres encíclicas de este grupo presentan los dos grandes ámbitos relacionales en los que vive la Iglesia:  el diálogo ecuménico -como búsqueda de la unidad de los bautizados en obediencia al mandato del Señor, según la lógica intrínseca de la fe, que ha sido enviada al mundo por Dios como fuerza de unidad- es el primer ámbito relacional que el Papa, con toda la fuerza de su celo ecuménico, introduce en la conciencia de la Iglesia con la Ut unum sint.
También Slavorum apostoli es un texto ecuménico de particular belleza. Por una parte, se sitúa en la relación entre Oriente y Occidente; y, por otra, muestra la vinculación entre la fe y la cultura, y la capacidad que tiene la fe para crear cultura, pues llega al fondo y experimenta una nueva dimensión de la unidad.

El otro ámbito relacional atañe a los hombres que profesan religiones no cristianas o viven sin religión, para anunciarles a Jesús, del que Pedro dijo a los fariseos:  "En ningún otro hay salvación, pues ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos" (Hch 4, 12). En la Redemptoris missio el Papa explica la relación entre diálogo y anuncio. Muestra que la misión, el anuncio de Cristo a todos los que no lo conocen, sigue siendo siempre una obligación, pues todo hombre espera en su interior a aquel que es a la vez Dios y hombre, al "Redentor del hombre".

Veamos, por último, las tres grandes encíclicas en las que la temática antropológica se desarrolla bajo diversos aspectos. Veritatis splendor no sólo afronta la crisis interna de la teología moral en la Iglesia, sino que pertenece al debate ético de dimensiones mundiales, que hoy se ha transformado en una cuestión de vida o muerte para la humanidad. Contra una teología moral que en el siglo XIX se había reducido de modo cada vez más preocupante a casuística, ya en los decenios anteriores al Concilio se había puesto en marcha un decidido movimiento de oposición. La doctrina moral cristiana se debía formular nuevamente desde su gran perspectiva positiva a partir del núcleo de la fe, sin considerarla como una lista de prohibiciones.

La idea de la imitación de Cristo y el principio del amor se desarrollaron como las directrices fundamentales, a partir de las cuales podían organizarse los diversos elementos de la doctrina. La voluntad de dejarse inspirar por la fe como luz nueva que hace transparente la doctrina moral había llevado a alejarse de la versión iusnaturalista de la moral en favor de una construcción de perfil bíblico e histórico-salvífico.

El concilio Vaticano II había confirmado y reafirmado estos enfoques. Pero el intento de construir una moral puramente bíblica resultó imposible ante las demandas concretas de la época. El puro biblicismo, precisamente en la teología moral, no es un camino posible. Así,  de modo sorprendentemente rápido, después de una breve fase en la que  se  trató  de dar a la teología moral una inspiración bíblica, se intentó una explicación puramente racional del ethos, pero la vuelta al pensamiento iusnaturalista resultó imposible:  la corriente antimetafísica, que tal vez ya había contribuido al intento biblicista, hacía que el derecho natural pareciera un modelo anticuado y ya inadecuado.

Se quedó a merced de una racionalidad positivista que ya no reconocía el bien como tal. "El bien es siempre -así decía entonces un teólogo moral- sólo mejor que...". Quedaba como criterio el cálculo de las consecuencias. Moral es lo que parece más positivo, teniendo en cuenta las consecuencias previsibles. No siempre el consecuencialismo se aplicó de modo tan radical. Pero al final se llegó a una construcción tal, que se disuelve lo que es moral, pues el bien como tal no existe. Para ese tipo de racionalidad ni siquiera la Biblia tiene algo que decir. La sagrada Escritura puede proporcionar motivaciones, pero no contenidos.

Pero si las cosas fueran así, el cristianismo como "camino" -así debería y quisiera ser- resultaría un fracaso. Y si antes desde la ortodoxia se había llegado a la ortopraxis, ahora la ortopraxis se convierte en una trágica ironía:  porque en el fondo no existe.

El Papa, por el contrario, con gran decisión volvió a dar legitimidad a la perspectiva metafísica, que es sólo una consecuencia de la fe en la creación. Una vez más, partiendo de la fe en la creación, logra vincular y fundir antropocentrismo y teocentrismo:  "la razón encuentra su verdad y su autoridad en la ley eterna, que no es otra cosa que la misma sabiduría divina. (...) En efecto, la ley natural (...) no es otra cosa que la luz de la inteligencia infundida en nosotros por Dios" (Veritatis splendor, 40). Precisamente porque el Papa es partidario de la metafísica en virtud de la fe en la creación, puede comprender también la Biblia como Palabra presente, unir la construcción metafísica y bíblica del ethos. Una perla de la encíclica, significativa tanto filosófica como teológicamente, es el gran pasaje sobre el martirio. Si ya no hay nada por lo que valga la pena morir, entonces también la vida resulta vacía. Sólo si existe el bien absoluto, por el que vale la pena morir, y el mal eterno que nunca se transforma en bien, el hombre es confirmado en su dignidad y nosotros nos vemos protegidos de la dictadura de las ideologías.

Este punto es fundamental también para la encíclica Evangelium vitae, que el Papa escribió a petición apremiante del Episcopado mundial, pero que es igualmente expresión de su apasionada lucha por el respeto absoluto de la dignidad de la vida humana. La vida humana, donde se la trata como mera realidad biológica, se convierte en objeto del cálculo de las consecuencias. Pero el Papa, con la fe de la Iglesia, ve la imagen de Dios en el hombre, en todo hombre,  sea pequeño o grande, sea débil o  fuerte,  sea  útil o parezca inútil. Cristo, el  Hijo  mismo  de Dios hecho hombre, murió por todo hombre. Esto confiere a cada hombre un valor infinito, una dignidad absolutamente intocable.

Precisamente porque en el hombre hay algo más que mera bios, también su vida biológica resulta infinitamente valiosa. No queda a disposición de cualquiera, pues está revestida de la dignidad de Dios. No hay consecuencias, por más nobles que sean, que puedan justificar experimentos sobre el hombre.

Después de todas las experiencias crueles de abuso del hombre, aunque las motivaciones pudieran parecer muy elevadas moralmente, esas palabras eran y son necesarias. Resulta evidente que la fe es la defensa de la humanidad. En la situación de ignorancia metafísica en la que nos encontramos, y que resulta a la vez atrofia moral, la fe se muestra como lo humano que salva. El Papa, como portavoz de la fe, defiende al hombre contra una moral aparente que amenaza con aplastarlo.

Por último, debemos considerar la gran encíclica Fides et ratio, sobre la fe y la filosofía. El tema de la verdad, que marca toda la obra magisterial del Santo Padre, se desarrolla aquí en todo su dramatismo. Afirmar la cognoscibilidad de la verdad, o sea, anunciar el mensaje cristiano como verdad reconocida, se ve hoy en gran medida como un ataque a la tolerancia y al pluralismo. La verdad se convierte incluso en una palabra prohibida.

Pero precisamente aquí entra en juego, una vez más, la dignidad del hombre. Si el hombre no es capaz de llegar a la verdad, entonces todo lo que piensa y hace es puro convencionalismo, meratradición. Como hemos visto, no le queda sino el cálculo de las consecuencias. Pero, ¿quién puede abarcar realmente con la mirada las consecuencias de las acciones humanas? Si es así, todas las religiones son sólo tradiciones, y naturalmente también el anuncio de la fe cristiana es una pretensión colonialista o imperialista.

El cristianismo no está en contradicción con la dignidad del hombre únicamente si la fe es verdad, pues no daña a nadie; más aún, es el bien lo que nos debemos recíprocamente. Como resultado de los grandes éxitos en el ámbito de las ciencias naturales y de la técnica, la razón ha perdido la valentía ante los grandes interrogantes del hombre:  sobre Dios, sobre la muerte, sobre la eternidad, sobre la vida moral. El positivismo se extiende sobre el ojo interior del hombre como una catarata. Pero si estos interrogantes, decisivos al final para nuestra vida, quedan relegados al ámbito de la pura subjetividad y, por tanto, en definitiva, de la arbitrariedad, nos hemos quedado ciegos por lo que atañe a nuestra realidad de hombres.

Partiendo de la fe, el Papa pide a la razón que tenga la valentía de reconocer las realidades fundamentales. Si la fe no tiene la luz de la razón, se reduce a pura tradición, y con ello declara su profunda arbitrariedad. La fe no necesita la valentía de la razón por sí misma. No está contra ella, sino que la impulsa a pretender de sí las grandes cosas para las cuales ha sido creada. Sapere aude:  con este imperativo Kant describió la naturaleza del iluminismo.

Se podría decir que el Papa, de un modo nuevo, apela a una razón que se ha hecho metafísicamente pusilánime:  Sapere aude! Pretende de ti misma poder hacer grandes cosas. A esto estás destinada. La fe -así nos dice el Papa- no quiere hacer que calle la razón, sino que la quiere liberar del velo de la catarata que, frente a los grandes interrogantes de la humanidad, está ampliamente extendido sobre ella.

Una vez más, se ve que la fe defiende al hombre en su realidad de ser humano. Josef Pieper expresó una vez este pensamiento:  "En la época final de la historia, bajo el señorío de la sofística y de una pseudofilosofía corrupta, la verdadera filosofía se podrá unir en la unidad primordial con la teología" y afirmó que así, al final de la historia, "la raíz de todas las cosas y el sentido último de la existencia -que quiere decir:  el objeto específico de la filosofía- será visto y considerado sólo por los que creen".

Ahora bien, nosotros no estamos, en la medida en que se puede saber, al final de la historia. Pero corremos el peligro de negar a la razón su auténtica grandeza. Y el Papa considera, con razón, que la fe está llamada a impulsar a la razón a tener nuevamente la valentía de la verdad. Sin la razón, la fe fracasa; sin la fe, la razón corre el riesgo de atrofiarse. Está en juego el hombre. Pero, para que el hombre sea redimido, hace falta el Redentor. Necesitamos a Cristo, hombre, que es hombre y Dios, "sin confusión ni división" en una única persona, Redemptor hominis.